Huella Hídrica

Imagen circular

Nuestra huella hídrica: conocer para cuidar

El agua dulce es un bien vital esencial para todas las formas de vida en la Tierra. Sin embargo su disponibilidad se ve cada vez más amenazada debido al cambio climático, la contaminación y el aumento de la población. Conocer cuánta agua consumimos es fundamental para fomentar un uso racional y sostenible de los bienes hídricos del planeta.

La huella hídrica es un indicador que cuantifica el volumen total de agua dulce consumida o contaminada. Este cálculo abarca tanto el uso directo que hacemos en nuestras actividades diarias (beber, cocinar, higiene) como el consumo indirecto necesario para producir los alimentos, la ropa y los demás bienes y servicios que utilizamos.

El cálculo de este indicador tiene en cuenta toda el agua que usamos cada día, tanto la que vemos directamente -como cuando cocinamos o nos higienizamos-, como la que no vemos pero está detrás de los productos y servicios que consumimos. Por ejemplo, el agua que se usó para producir los alimentos que comemos o la ropa que vestimos.

Es importante comprender que el agua que utilizamos en nuestras actividades cotidianas, ya sea para cocinar o limpiar, puede contaminarse fácilmente. Por ejemplo, cuando se usa para lavar utensilios de cocina, ropa o para la higiene personal, se mezcla con suciedad, residuos de alimentos, jabones, detergentes y productos químicos que alteran su composición y la convierten en agua residual. Esta contaminación la hace inadecuada para el consumo humano y dañina para el ambiente si no se trata adecuadamente.

Lo mismo sucede con el agua que se utiliza en los procesos industriales o artesanales de producción, los cuales pueden producir cambios físicos, químicos o biológicos en el agua, contaminándola, lo que limita su uso posterior.

El concepto de huella hídrica fue creado en 2002 por Arjen Hoekstra, fundador de la Water Footprint Network, mientras trabajaba en el Instituto UNESCO-IHE para la Educación relativa al Agua. Medir nuestra huella hídrica nos ayuda a comprender cómo nuestras decisiones impactan en la disponibilidad, cantidad y calidad del agua del planeta y a asumir un compromiso para proteger este bien común, limitado, valioso y esencial para la vida.

La importancia del agua dulce

Imagen ilustrativa

El agua dulce es un bien vital. Cuidarla y usarla de manera sostenible es muy importante porque es escasa y limitada. Aunque el 70% de la superficie de nuestro planeta está cubierta por agua, solo un 2,5% del total de agua es dulce y no toda está disponible para nuestro uso y consumo.

Esto quiere decir que menos de ese total del agua dulce está disponible para el consumo de los seres vivos. Si imaginamos toda el agua del mundo en un balde, una sola gota sería agua dulce accesible y esa gota estaría amenazada por distintos factores, como el cambio climático, la contaminación o el uso excesivo.

Conocé más sobre la distribución de agua en el planeta. ¿Dónde está el agua? (UNESCO World Water Assessment Programme - En inglés y español).

Imagen circular

El consumo directo de agua

El consumo directo de agua es la cantidad de agua que usamos diariamente, en actividades que podemos ver y controlar. Incluye el agua que usamos para beber, cocinar, asearnos, limpiar o regar. Es el consumo más visible y personal, resultado de nuestras decisiones y hábitos diarios.

Parte del agua que utilizamos es devuelta a la naturaleza con modificaciones físicas, químicas o biológicas. Estas modificaciones ocasionan diversos grados de contaminación del agua. Por ejemplo, cuando nos lavamos los dientes, el agua que utilizamos se contamina con flúor y otros ingredientes. Esta mezcla regresa por las cañerías como agua residual que no es apta para consumo sin tratamiento adecuado.

Un dato que impacta

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona necesita al menos 50 litros de agua por día para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, en Argentina, el consumo promedio supera los 500 litros por persona al día, diez veces más de lo necesario (fuente: Gobierno de la Ciudad de BA - En español).

Tu decisión cuenta

Cerrar la canilla, no dejar el agua corriendo o reutilizarla siempre que sea posible, son acciones sencillas que marcan una gran diferencia. Con cada decisión que tomes, ayudás a cuidar este bien tan esencial y limitado.

Recordá que el consumo directo de agua es solo el 4% del agua dulce que utilizás. El otro 96% de tu huella hídrica lo compone el consumo indirecto de agua.

El consumo indirecto de agua

El consumo indirecto de agua o agua virtual se refiere al consumo y la contaminación del agua asociada con la producción de los bienes y servicios que consumimos. Incluye el agua necesaria para producir la comida, la ropa, el papel, la energía, los servicios y bienes industriales que utilizamos. Es el agua que no vemos, pero se usa para fabricar los objetos y servicios que decidimos consumir.

No siempre somos conscientes de que nuestra huella hídrica incluye tanto el consumo directo como el consumo indirecto de agua. Ambos representan parte del agua dulce del planeta que utilizamos en nuestra vida cotidiana.

Casi todos los procesos productivos consumen agua. Por ejemplo, para elaborar un cuaderno hacen falta entre 600 y 1000 litros de agua, desde la fabricación de la pulpa de papel hasta los procesos industriales de teñido, encuadernado de hojas y traslado del producto terminado. En todas las etapas de producción se consume agua.

Conocé otros consumo indirectos de agua para tomar decisiones sustentables:

Imagen completa